Reseña: The Wonderful Story of Henry Sugar, de Wes Anderson
El mediometraje de Wes Anderson adapta el cuento de Roald Dahl que narra la historia de Henry Sugar, pero también la de un hombre que podía ver sin sus ojos.
El estilo particular de Wes Anderson para contar historias siempre ha generado todo tipo de reacciones. Sin embargo, es difícil que uno de sus últimos trabajos, el mediometraje The Wonderful Story of Henry Sugar, no pueda convencer a los escépticos por el hecho de que es un logro impresionante que no solo entra fácilmente entre lo mejor de su carrera sino que resulta accesible por su ritmo y duración.
Quizás también ayuda que, al tratarse de una adaptación de un cuento de Roald Dahl, el director toma palabra tras palabra de la obra del novelista británico, de por sí cautivadora, para enfocarse en sus escenarios cambiantes y el uso de narradores múltiples que asisten al director y se convierten en foco de atención ininterrumpida durante los 39 minutos de relato.
Toda esta aventura sobre el hombre que se menciona en el título empieza por una introducción a cargo de una versión de Roald Dahl interpretada por Ralph Fiennes, quien desde su rincón cuenta la historia de Henry Sugar (Benedict Cumberbatch), un hombre adinerado que frecuenta casinos y otros lugares de lujo. En realidad, no todo se centra en él, sino en un libro que encuentra, en el cual se reporta la existencia de un hombre que poseía una habilidad única. Dentro de sus páginas están registradas las experiencias del Dr. Chatterjee (Dev Patel), quien conoció a un hombre que clamaba tener la habilidad de ver sin usar sus ojos.
El nuevo relator es ahora este intrigante hombre (Ben Kingsley), quien cuenta cómo logró conseguir tal habilidad, mientras se divide el protagonismo con el doctor y la serie de pruebas que hizo con sus colegas para comprobar que estaba diciendo la verdad. Una vez que concluye esta parte, la historia regresa a Henry Sugar, quien luego de leer eso decide aprender la técnica, solo que con un propósito muy diferente.
Los actores principales son quienes mueven la historia dentro y fuera de ella; no solo dicen sus líneas sino que relatan cualquier detalle fuera de los diálogos. En esta suerte de narración híbrida se dirigen a la cámara en algunas ocasiones, y en otras la ignoran para interactuar con el resto de personajes o realizar alguna acción. Los actores son 4 y según amerite la ocasión es común encontrarlos interpretando otros personajes. Este ir y venir se hace en un tono seco y el ritmo puede ser tan frenético que a veces parece que los subtítulos no alcanzan a traducirlo todo.
Wes Anderson ya dirigió Fantastic Mr. Fox, otra adaptación de Roald Dahl, y con este mediometraje confirma que las obras de ese autor están hechas para él. La diferencia es que esta vez no es una producción animada, pero sigue siendo una historia típica, quisquillosa y obsesiva en su diseño que abarca mitos, poderes, juegos de azar e incluso la extraña benevolencia de su protagonista. The Wonderful Story of Henry Sugar, en sus 39 minutos, es una encantadora combinación de todo lo descrito y una historia difícil de olvidar.
Lo que estoy viendo:
Ahsoka (Disney+)
Crash Landing on You (Netflix)
Only Murders In The Building (Star+)
Sex Education (Netflix)
The Uncanny Counter - Temporada 2 (Netflix)