The Idol: Deshonra para tu vaca, deshonra para HBO
Sam Levinson y The Weeknd creyeron que estaban haciendo algo más que un festín de vergüenza ajena.
¿Tanta bulla para esto?
Incluso desde que empezó, The Idol parecía un fracaso que encontró su lugar en el streaming por ser un producto que un estudio se negaba a desechar. La serie de Sam Levinson y Abel “The Weeknd” Tesfaye en algún punto parecía ser más que un thriller erótico inútil; ni siquiera puedo decir que su objetivo era el de generar controversia porque hasta en eso estaba vacío, y terminó luego de cinco episodios dejándome con nada más que un ¿ah? porque se podría haber resumido en dos horas de película y así tal vez hubiese sido una historia que se deja ver.
En lugar de eso, fueron unas cinco horas de escenas musicales largas, cigarrillos, Los Ángeles y los peores diálogos acompañados de algunas de las actuaciones menos inspiradas de la vida. HBO dijo que The Idol marcaba “una nueva dirección creativa” para la compañía y es exactamente lo que se habría esperado del responsable de “Dawn FM”, porque del creador de Euphoria la verdad no mucho. Sin embargo fue muy normal: nada realmente artístico o revolucionario, no transgresor como quiso serlo y tan, pero tan aburrido que tampoco podría catalogarse como una serie tan mala que es buena.
Toda esa creatividad y brillantez ausentes se pueden ver en pequeños flashes como la actuación de Lily Rose-Depp, la cual si miran de cerca notarán que hizo todo lo que pudo con lo que le dieron, que eso que le dieron fue un desastre y que podría haber sido mejor. O en las escenas donde se satiriza a la industria de la música, donde a pesar de que los ejecutivos parecen un chiste podemos ver un poco sobre las presiones de mantener a una estrella de la música siempre activa a través de nuevos lanzamientos y giras, así como el poco control creativo que pueden tener. Incluso hubo drama personal como escándalos y problemas de salud para Jocelyn, la protagonista, así como una subtrama con otra chica, Dyanne, interpretada por Jennie Kim de Blackpink. Pero esto no alcanzó su esplendor; algunos de estos elementos habrían resonado en la audiencia si hubieran estado impulsados por la trama y no hubieran estado allí solo por las “vibras”.
Para el final fue evidente que The Idol no estuvo a la altura de lo que su equipo creyó que estaba haciendo. Los cambios anunciados por HBO debían ajustarse para que la visión que Levinson y Tesfaye tenían sobre el show pueda “evolucionar”. Eso fue lo que dijo la compañía, pero estos cambios empeoraron el proyecto: actores que iban a estar desde el primer episodio terminaron apareciendo solo en uno, el estatu quo de la serie debía cambiar conforme esta avanzaba y no sucedió. Que al final Jocelyn fuera la persona que estaba moviendo las cuerdas no tiene sentido, y el misterio de Tedros se redujo a una explicación de un ratito que no dio para tanta anticipación sobre su pasado.
A veces, la duración de una serie influye en qué tan buena puede ser porque da oportunidad a que se desarrolle mejor. Con The Idol no sé qué hubiera pasado de tener unos tres episodios más. En las manos correctas podría haber cultivado todos sus misterios y la recompensa habría sido más satisfactoria, pero en las manos de Sam Levinson una serie más larga podría haber sido un problema. De hecho, no sabemos realmente cuánto es su culpa, debido a que el proyecto cambió radicalmente cuando él entró. La directora Amy Seimetz era la encargada y con ella se filmó un 80% de la serie, incluyendo el pasado de Jocelyn como estrella infantil. Sus protagonistas lucían muy diferentes y eso se puede observar en varias fotografías, hasta que Levinson ingresó y se volvió a grabar todo. La curiosidad sobre lo que habría sido la serie con una mujer al mando es enorme.
Este fracaso se suma a la situación que está viviendo la fusión Warner Bros. Discovery así como los problemas de varios estudios de cine y televisión. Esta compañía en particular ha tenido que enfrentarse a películas que cancela luego de terminar, programas que elimina del streaming para ahorrar dinero y errores garrafales con potenciales blockbusters de superhéroes. Con The Idol también se sumaba una cantidad “baja” de audiencia cada semana que, personalmente, para la forma en que la gente reaccionó en Twitter igual era mucha (hasta 800 mil personas por episodio es demasiado para algo que supuestamente se odia).
De ser prometedora a terminar como carnada para quienes desean aburrirse al máximo viendo uno de los peores estrenos de 2023, creyendo que hay mucho para ver en esta supuesta producción polémica, hay mucha diferencia. The Idol logró tener un elenco interesante y una premisa en principio buena, para terminar pecando de ser plana, soporífera, tediosa. Al menos siempre se podrá rescatar “World Class Sinner” el éxito de Jocelyn que me lleva a pensar que todo podría haber sido diferente si tan solo la serie hubiera sido la mitad de buena.
Twitter: @mabeizurieta